Elisabet es diplomada en Trabajo Social y se define como una «persona cuidadora». Se colegió en 1992 y unos años más tarde comenzó a colaborar de manera asidua con el Colegio Profesional de Trabajo Social de Málaga, especialmente con la Revista TSDifusión. Su labor y su aportación a la profesión ha sido reconocida por sus compañeros y compañeras del Colegio de Trabajo Social siendo elegida Persona Colegiada 2019.
¿Qué te motivó para ser trabajadora social?
En mi caso fueron varios hechos los que me llevaron a estudiar Trabajo Social. Siempre he sido una “persona cuidadora”, mi madre desde muy joven se vio afectada por la enfermedad y durante un tiempo mi abuela también vivió con nosotros tras un derrame cerebral. Además soy hermana mayor y también una de las primas mayores en mi familia materna.
En tercero de bachiller, mi rendimiento escolar bajó considerablemente, iba a abandonar los estudios cuando mi profesor de física y química me dijo que hablara con su mujer, la cual era trabajadora social en educación. Fue la primera trabajadora social que conocí, y en menos de dos horas, consiguió que recuperara la confianza en mí misma. Seguí estudiando.
En 1989 repetí COU con dos asignaturas de ciencias (antes no había opciones mixtas). Decidí estudiar de noche para así aprovechar las mañanas en alguna formación o trabajar. Esta decisión me llevó a realizar un curso de animación sociocultural que impartía un trabajador social en la Junta de Distrito municipal. En él me acerqué a “lo social”, adquirí habilidades personales para superar mi timidez y conocí a mi amigo Jose Carlos Montero, un compañero de vida y profesión. El destino nos llevó a estudiar Trabajo Social.
¿Cuál fue su primer empleo?
Tras acabar la carrera, estuve un tiempo haciendo formación, intentando estudiar oposiciones, pero no encontraba trabajo. En aquella época mi hermana estudiaba fotografía en la Escuela de Arte y le ofrecieron ser monitora de taller en una asociación de personas con diversidad funcional, ella no se sentía preparada y vi la oportunidad de trabajar, se me daban bien las manualidades y me lancé a llevar un taller. Así que me presenté en la asociación ATOLMI, donde me dieron la oportunidad de ser monitora de taller y, un poco después, trabajadora social. Incluso tuve alumnas en prácticas.
¿Cómo ha cambiado el trabajo social desde que empezaste a ejercer la profesión hasta ahora?
No es fácil la respuesta, al menos no para mí. No tengo una visión ni experiencia tan amplias como para hacer ese análisis. Si puedo decir que nuestra profesión está muy ligada a las sociedades, a los ámbitos, a los sectores en las que se desarrolla, por lo que el cambio es constante. Si podría hablar de qué cambios observo en estos 30 años.
Para una persona que comenzó su andadura social en la asociación juvenil y en la asociación de vecinos de su barrio, echo en falta el Trabajo Social comunitario, ese que trabaja cerca de las personas, potenciando la comunidad y tejiendo redes sociales. Este trabajo lo encuentras en la cooperación social, en programas destinados a determinadas zonas, pero no en Servicios Sociales Comunitarios, que es donde trabajo desde 2004.
La mirada de quienes nos gobiernan, desde hace años, es pobre, por no decir otra cosa. No saben ver la riqueza que hay en “lo social”. Las políticas sociales, la planificación estratégica, la búsqueda del Estado de Bienestar, han sido engullidas por los “recortes”, las “ayuditas” y “el buenismo”. Estamos dejando que nos arrebaten los derechos por los que durante años han luchado generaciones anteriores. Las nuevas tecnologías, que deberían facilitar nuestro trabajo y comunicación, y el exceso de documentos nos han convertido en “administrativos sociales”.
Sin duda la formación y teoría profesional ha mejorado, tenemos universidades, investigadoras/es, estudiosos/as, nuevas tecnologías, pero la práctica de la misma, creo que hoy, en más de una ocasión, avergonzaría a la mismísima Mary Richmond.
¿Qué es para ti el Trabajo Social?
En mi ideario y como se reconoce por nuestra Federación Internacional, el Trabajo Social es esa profesión que promueve el desarrollo y el cambio social, de las comunidades, grupos, familias, personas, y para la que los derechos humanos y la justicia social son fundamentales. Esa es mi profesión.
Como ya he referido antes, la práctica profesional nos hacen entrar “en crisis”, ¿dónde está la promoción del desarrollo y del cambio social? ¿dónde la defensa de derechos?, ¿dónde la justicia social?
¿Cuál es tu especialización dentro del Trabajo Social?
Podría decirse, por mi formación y experiencia profesional, que son dos mis especialidades: Trabajo Social en Drogodependencias y Trabajo Social en Servicios Sociales Comunitarios.
¿Siempre has trabajado en servicios sociales comunitarios?
No siempre, desde 1998 a 2004 estuve trabajando en la Federación Malagueña de Asociaciones de Drogodependencias (FEMAD) y me formé como Experta Universitaria en Drogodependencias. Trabajar en ese momento en el Tercer Sector, fue duro (mucho trabajo y poco sueldo) pero muy rico y creativo. Adquirí conocimientos especializados, y algo más importante, la capacidad de trabajar en grupo, de forma colaborativa, interdisciplinarmente, con asociaciones y administraciones, participando en: la creación, desarrollo y justificación de proyectos, diseño de campañas, la organización de formación y encuentros… Creo que a mi trabajo en FEMAD debo gran parte de lo que soy como profesional.
Desde 2004 hasta la actualidad soy trabajadora social de base de Servicios Sociales Comunitarios de la Diputación de Málaga. Es también un trabajo duro, ya que somos la/el profesional referente para la población, nos llegan todas las demandas, de todos los programas, con poco tiempo para una intervención realmente profesional. La reciente crisis económica y social ha hecho mucho daño a los Servicios Sociales Comunitarios, hemos dado pasos atrás en derechos, estos se reconocen en bonitas normas pero no se materializan, o han dejado de materializarse. Se crean falsas expectativas desde nuestras/os representantes políticos, desde las distintas administraciones, sobre recursos, prestaciones, ayudas, apoyos profesionales, que tardan meses o años en venir, eso no ayuda ni a las personas y a las/os profesionales.
No es fácil, pero me gusta mi trabajo, trabajar directamente con las personas, y contribuir a que nuestro trabajo sea lo mejor posible. A diario acuden personas con problemas, y pienso que nosotras/os no debemos ser uno más, sino su apoyo para la búsqueda de soluciones.
¿Cuándo te colegiaste? ¿Qué te motivó a colaborar con el Colegio Profesional de Trabajo Social de Málaga?
Me colegié cuando terminé mis estudios universitarios, en 1992. Como colegiada asistía, siempre que podía, a las actividades y formación que se organizaba.
En 1997, tras un tiempo “despegada” de la profesión, decidí colaborar con el Colegio como forma de “volver a la profesión”. Quería colaborar en la Comisión de Ética, pero entonces era demasiado joven e inexperta para esta Comisión, por lo que me ofrecieron colaborar con la revista TSDifusión, un proyecto puesto en marcha a finales de 1996 y que necesitaba de alguien que le gustara escribir y que hiciera reportajes. Desde entonces hasta el día de hoy, ese ha sido mi compromiso con el Colegio y con la profesión, que siga vivo un medio de comunicación, expresión y difusión de la teoría, práctica y opinión profesional, cercano a las/os profesionales, sin el corsé de lo académico o científico.
Durante este año hemos trabajado mucho desde el Consejo de redacción para que, después de más de 20 años de andadura, TSDifusión sea un nuevo proyecto ilusionante y actual, espero que cumpla las expectativas puestas en él y que cuente con el apoyo y la participación profesional.
¿Qué consejo les darías a las personas que se colegian?
Que participen. El Colegio representa a las personas colegiadas y a la profesión, todas/os somos importantes y podemos aportar. Acercarse al Colegio de forma participativa en lugar de forma pasiva, es mucho más enriquecedor. Las nuevas tecnologías pueden salvar la distancia física que antes dificultaba esa interacción. Solo hay que proponerse participar.